Mi emergency room es precioso. Parece sacado de una escena de Alice in Wonderland (con hongos y todo) y está a disposición 24/7. Tiene un gran equipo dedicado a escuchar todas tus quejas y a aliviar tus angustias. Cuenta con un kit de emergencia para cualquier afección que te cargues encima: en vez de curitas quizás galletas, un macerado de tés extraños o mil cojincitos de colores con un sofá lila si te quieres recostar. Pero lo mejor de todo es ese abrazo que recibes cuando llegas, ese que parece que te va a partir el cuello, va a extraer todo el aire que tienes dentro y te limpia los pulmones de un solo tirón. Un equipo de primera ciertamente. Yo no se mucho del amor y esas cosas, pero si me preguntan yo diría que muy lejos de ahí no se encuentra…
“Renuncias a sueños ilusorios para entrar a una nueva fase…” Así decía aquella tirada del tarot. Conversaciones de horas y horas y finalmente creo que lo entendí. Entendí lo que trataste de decirme con tanto tanto cariño y muchas lagrimillas interiores. A veces me cuesta captar las cosas o reconocerlas. Es más fácil escapar o no decir. Siempre tuviste la razón.Y necesité oir lo que me tenías que decir. La gente no siempre dice las cosas y te lo agradezco de verdad. Necesito nueva música y hoy salgo a buscarla. No me quiero olvidar de nada. Todo lo quiero escribir, todo lo quiero registrar… Me arreglo el pelo, ropa nueva y dieta. Pero ya es hora del makeover interior. Ahora solo me queda buscar esa chispa.
Por algún lugar se tiene que empezar. Ando de vuelta. B dice que todo es como en el yoga y que estoy en el punto 0, en el punto muerto, en la nada y que finalmente eso es algo positivo porque implica posibilidad. Yo no lo se, lo único que se es que mi taza de café señala el caos. Una mancha negra y densa en el fondo- cual esperpéntico black hole - no es buen augurio parece. Me consuelo pensando que solo es una predicción cortoplacista y que nada está escrito (por más que en el fondo pienso que algunas cosas lo están, de ahí mi indefectible veta esotericona – de la cual no me he podido sacudir a pesar de sendos intentos de extirpación radical). Pero por ahí dicen que el caos es potencia también. Who knows. Ando revisando música vieja y toda la semana le tocó el turno a Mecano, en un loop edulcoradamente asqueroso (cuasi huachafito me atravería a decir después de revisar unos videos por allí). Esa fue de las primeras cosas que escuché gracias a mi hermano y lo que me unió inevitablemente con L. Es un poco gracioso, mientras escucho una y otra vez Ay que pesado, vuelvo a mis 17, momento que casi había eliminado por completo de mi registro, y me acuerdo de la que fui antes de que todo esto comenzara (antes de tanta música y pelo nuevo) y de pronto me encuentro de nuevo allí, me veo directamente a la cara y siento con fuerza la década que me separa de entonces. Ya no me acuerdo bien qué quería ni qué pensaba. Todo por hacer, ¿todo por hacer? A veces me pregunto si Lima no trae consigo una indefectible carga de nostalgia. Es culpa del cielo pienso. Me encuentro a medio camino entre el cielo y el suelo y un poquillo perdida en mi habitación. Por momentos me siento un poco como una Shirley Valentine: isn’t that right wall? Hace tiempo que no escribo, pero, como dije, por algún lugar se tiene que empezar, ¿no? Será pues…