
Mi emergency room es precioso. Parece sacado de una escena de Alice in Wonderland (con hongos y todo) y está a disposición 24/7. Tiene un gran equipo dedicado a escuchar todas tus quejas y a aliviar tus angustias.
Cuenta con un kit de emergencia para cualquier afección que te cargues encima: en vez de curitas quizás galletas, un macerado de tés extraños o mil cojincitos de colores con un sofá lila si te quieres recostar. Pero lo mejor de todo es ese abrazo que recibes cuando llegas, ese que parece que te va a partir el cuello, va a extraer todo el aire que tienes dentro y te limpia los pulmones de un solo tirón. Un equipo de primera ciertamente. Yo no se mucho del amor y esas cosas, pero si me preguntan yo diría que muy lejos de ahí no se encuentra…